domingo, 24 de junio de 2012

Quimera

    En el lugar más recóndito del último sueño habitaba un sentimiento, que en el remoto caso de emerger haría temblar cada una de las columnas que sostenían a las emociones. Sueño ignoró la regla de oro: “bajo ningún concepto saltaría a la realidad”, pero escapó hasta alcanzar a la quimérica Vigilia.     
     Halagada por la proeza del opuesto, se abandonó a la tentación de fundirse en él desdibujando la fina línea divisoria entre el mundo onírico y el real. La nostalgia, transfigurada en Felicidad, olvidó cualquier parentesco con su hermana Tristeza. 
    Sueño estaba pletórico y alzó el vuelo hacia los sentidos. Disfrutó escuchando palabras carentes de sonidos, percibió el aroma de rosas imaginadas, saboreó lágrimas no derramadas. También, contempló como el mar se afanaba en esculpir rocas de cristal, y antes de consumir su existencia fue en busca del mejor regalo. Acarició hasta la saciedad la mejilla de quien descansaba pero, "¡No siento absolutamente nada!", exclamó angustiado. El tacto se derretía sin poder darle consistencia. Gritó pidiendo ayuda. No hubo respuesta. La sonriente Vigilia lo escuchó mientras se esfumaba por uno de los pasadizos secretos en los laberintos de Morfeo. 

2 comentarios:

  1. Pobre sueño, despierto en la vigilia...

    Magnífico y a mi particularmente, me encanta, despierto abruptamente, pero son recurrentes.

    Saludos

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