Halagada por la proeza del opuesto, se abandonó a la tentación de fundirse en él desdibujando la fina línea divisoria entre el mundo onírico y el real. La nostalgia, transfigurada en Felicidad, olvidó cualquier parentesco con su hermana Tristeza.
Sueño estaba pletórico y alzó el vuelo hacia los sentidos. Disfrutó escuchando palabras carentes de sonidos, percibió el aroma de rosas imaginadas, saboreó lágrimas no derramadas. También, contempló como el mar se afanaba en esculpir rocas de cristal, y antes de consumir su existencia fue en busca del mejor regalo. Acarició hasta la saciedad la mejilla de quien descansaba pero, "¡No siento absolutamente nada!", exclamó angustiado. El tacto se derretía sin poder darle consistencia. Gritó pidiendo ayuda. No hubo respuesta. La sonriente Vigilia lo escuchó mientras se esfumaba por uno de los pasadizos secretos en los laberintos de Morfeo.
Pobre sueño, despierto en la vigilia...
ResponderEliminarMagnífico y a mi particularmente, me encanta, despierto abruptamente, pero son recurrentes.
Saludos
Qué bien escribes!
ResponderEliminarSaludos,