Don Justo llevaba días sin tomar la medicación prescrita por su psiquiatra y empezó a soñar con sonrisas y bocas que lo
perseguían por doquier. Despertaba sobresaltado, pero continuaba viéndolas
dispersarse por las paredes, sobre los muebles, sobre sus zapatos, ¡en la taza
del desayuno! La única manera de relajarse lo conseguía limpiando y
acariciando armas de fuego de su colección.
Marta Luisa recibió con entusiasmo el permiso de trabajo para viajar a otro
país. Con la alegría que la caracterizaba metió pequeños recuerdos en una
cajita junto al resto de bártulos, que llevó en el techo de un taxi hasta el
aeropuerto. No miró atrás. Facturó un mundo de ilusiones, facturó su vida,
facturó su sonrisa.
El bullicio de la gran ciudad le dio la bienvenida. Entre diferentes
medios de transporte y callejeando logró encontrar la dirección donde la
esperaban. Un tercer piso sin ascensor
que no echó en falta. Estaba sumida en ese estado de ansiedad y
esperanza por el comienzo de una nueva vida. Hizo varios intentos pulsando el
timbre hasta que sonó. La imagen de la felicidad fue la sonrisa dibujada en su rostro al escuchar como, al otro lado, hacían girar la llave de la cerradura.
Don Justo dudó en dirigirse a la puerta cuando oyó llamar. Presentía
que alguien venía a por él. Tomó un arma que había cargado el día anterior.
Abrió la puerta; la boca de Marta Luisa en la semioscuridad de la escalera lo perturbó. No dudó en dispararle un tiro entre ceja y
ceja. Mientras la miraba sin verla desmadejada en el suelo, dirigió la pistola
hacia él. Durante un tiempo indeterminado disfrutó la sensación del metal que rozaba sus
labios y saboreaba su lengua hasta llegar al punto álgido de placer en que una bala decidió que había llegado el momento de atravesarle el paladar.
Pilar Cárdenes R.
Un relato fuerte para hoy, Pilar. Y es que este Don Justo jamás debió olvidar tomarse el litio, que fíjate la que ha liado él solito.
ResponderEliminarLa muerte se esconde tras cualquier sonrisa, está claro.
Muy bien narrado y efectista.
Un abrazo bien grandote.
Isabel, la muerte es parte de la vida y, como dices, puede aparecer cuadno menos la esperas. Muchas gracias. Un abrazote :)
EliminarEste tema que tocas hoy es delicado, Pilar, pero puede suceder. Hay muchas personas de edad avanzada, o no tan avanzada, con problemas de ese tipo que se solventan mediante medicación, pero ellos no siempre controlan; viven solos o casi solos hasta que un día... lo inesperado o no tan inesperado, sucede. Tu lo plasmaste perfectamente con este relato.
ResponderEliminarUn abrazo
FINA
Bueno Fina, el tema de la falta de litio que desemboca en psicopatías no es patrimonio de los mayores. Por desgracia, hay gente de cualquier edad que padece su carencia. Muchas gracias y un abrazo
EliminarMadre mía Pilar ¡Qué relato! Entrelazaste los dos personajes con un final inesperado. Muy bueno. Un abrazo. Sonia.
ResponderEliminarMuchas gracias, Sonia, Me alegra que te gustara. Un abrazo
EliminarJo, Pilar!!!! Qué fuerte este relato. Me han dado escalofríos.
ResponderEliminarConocí a una persona que dejó de tomar el litio porque le aflojaba los dientes. Días después su vida fue un infierno, también la de su familia. Por fortuna fue internada a tiempo, y hoy está bien.
Me sorprendes cada día más. Estás escribiendo cosas geniales.
Hoy te mando millares de besos.
Malena, hay que abrigarse que el invierno está por llegar. Bromas aparte, agradezco mucho tu comentario. Un besOTE de esos enormes que tanto te gustan, mi niña
EliminarDuro desde su inicio, Pilar. Tu prosa firme y la sinrazón de fantasmas derivados de las medicinas y la ilusión de un encuentro esperado, hace que caminemos por el sendero de la infelicidad.
ResponderEliminarLos fantasmas de Justo quedaron encerrados en María Luisa, como cuando había tenido que abandonarla contra su voluntad y sabía que los médicos nunca lo entenderían. No entendió lo que sucedió ni lo que había hecho ahora.
¿O sí? Sabía que su mal era esa sombra que le hizo la vida imposible hasta llegar a este mundo de sueños irrepetibles. Debía eliminar a la sombra porque se sentiría libre.
Querida Pilar, nada hay que más me guste leer que relatos en los que el autor, tú, te deja pensar y buscar posibilidades a una historia perfectamente cosida tras un hilvanado perfecto. Abrir la imaginación, fijarse en los hechos para inventar los sucesos no relatados, leer con pasión y percibir con fantasía. Este es el secreto.
Excelente relato, Pilar.
Un fuerte abrazo, querida Pilar.
Antonio, que comentario tan analítico, tan suculento. Los anteriores comentaristas hablan de la dureza de este relato y bueno, lo cierto es que cuando escribo no pongo límites a la imaginación . La dejo que se dispare y que salga lo que sea. Muchas gracias por las flores que me echas querido Antonio. In abrazo grande
EliminarCaramba...la sonrisa que se insinuaba en mi cara mientras leía, ha ido amortiguándose,encogiéndose hasta desaparecer imbuida hacia dentro.
ResponderEliminarTrágico relato de no solo muerte de sonrisa,sino de las ilusiones, la salud mental,la del latido...
Muy duro en su magnífica escritura.
Besos.
Marinel, me encanta como describes el efecto que te produjo. Muchas gracias. Besos guapísima
Eliminarcoincido con los comentaristas, cuando vine a leerlo ayer, me quedé sin palabras
ResponderEliminares fuerte , es rotundo , es reflejo posible de la realidad
pues la realidad casi siempre es más escabrosa por lo general
un abrazo y gracias por tu huella
Licha, a pesar de ser pura invención, también, como tú, creo que podría ser posible. Muchas gracias. Abrazo
ResponderEliminarDesde luego tus ilusiones y esperanzas pueden desaparecer de un plumazo, como a esta pobreM Luisa. Que miedo!! Pilar, tu prosa hace que el lector se enganche al relato desde el principio, siempre con suspense e inesperados finales. Felicidades, ers una gran escritora. Un beso
ResponderEliminarEva, ciertamente, la espada de Damocles pende siempre sobre nuestras cabezas. Un abrazo grande
EliminarUffff, vaya final!!! Una entrada con fuerza, donde vemos que un momento puede cambiar todo un destino. Te felicito por tu post.
ResponderEliminarUn abrazo,Pilar.
Aurora, me alegra te gustara a pesar de su crudeza. Un abrazo
EliminarLo que pones en tu relato es crudo y parece una realidad exagerada, una muestra de hasta donde las casualidades pueden llevar. La falta de unas moléculas de litio termina con la muerte de dos personas. Pero a lo largo de la vida uno se encuentra con que esas situaciones injustas, absurdas, crueles, se suceden. El destino depende de cosas tan pequeñas...
ResponderEliminarTu lo has dicho, el destino esta compuesto de múltiples factores. Bienvenido y saludos
EliminarEscribes estos cortitos de manera magistral.Y además metes tensión en la historia que te hace seguirla con emoción.
ResponderEliminarBravoooooooo!
Un fuerte abrazo,Pilar.
Ohma, tu que los lees con buenos ojos :) Un abrazo grande!
EliminarComo siempre Pilar tu relatos son sorprendentes.
ResponderEliminarLa mente humana, en ocasiones, puede llevarnos por terrenos peligrosos, aunque esta vez ha sido por falta de ese mineral tan usado para tratar y prevenir los episodios de la manía...
Buenísimo y muy fluido.
Un abrazo enorme
Los minerales como todo lo que componen el ser humano tienen un fin. Concretamente la carencia de este,,,puede tener terribles consecuencias. Un abrazo grande, mj!!
EliminarEstos textos me acercan tanto a mi profesión 'oficial' que me cuesta comentarlos.
ResponderEliminarTe dejo un abrazo de domingo.
HD
Un abrazo pues :)
EliminarPilar,un relato sobrecogedor...
ResponderEliminarCuando la confusión se instala en la mente es muy difícil eliminar ciertos pensamientos obsesivos.
Genial tu micro.
Besazos.
Morgana, así es, la confusión y el órden son don términos contrapuestos. Besos, preciosa
EliminarMuy mala suerte la de María Luisa. Tal vez si hubiese conseguido el permiso para otra ciudad, o si hubiese encontrado albergue en algún otro lado, o si don Justo hubiese tomado su litio, o si no le hubiese dejado armas de juego, o si simplemente, la joven no hubiese sonreído. Muy mala suerte.
ResponderEliminarUn beso grande
Tal vez,... tal vez si se me hubiera ocurrido otra cosa, el escrito habría sido diferente. Besos
EliminarTremendo relato, hasta donde llega la locura.
ResponderEliminarUn beso amiga de la isla que llevo en el corazón
Gracias por llegar a mi tierra de letras
S,i, la locura es imprevisible y puede tener el peor de los desenlaces. Me alegra lo que dices de las islas. Saludos
EliminarHola, Pilar:
ResponderEliminarQué manera tan cruel de romper las ilusiones y terminar con los sueños de Marta Luisa... Don Justo no supo lo que hacía.
Un abrazo.
Hola, Rafael, estoy contigo...no tenía noción de los hechos. Un abrazo
EliminarDuro relato, hasta donde puede llevar la locura
ResponderEliminarUn abrazo
A veces, a cosas peores. Un abrazo
EliminarEl hilo entre la locura y la sanidad mental era en este caso (como en muchos casos) tomar el litio, un deber que lo mantendría ajeno a las bocas y risas, pero... me parece que el personaje de Don Justo es un asesino perfecto, amoral y por supuesto su escala de valores logró borrar el sentimiento de grandeza de un hombre ante la vida, así, el asesinato y el suicidio, se citaron para ser amantes en la oscuridad a pesar de la ingenuidad de María Luisa. Un placer leerte
ResponderEliminarUna salud mental muy deteriorada puede desembocar en muy derroteros más obscuros. Muchas gracias, Leicia
EliminarEs dificil comprender pra una mente sana lo que puede pasar por una que no lo está y si apareces en el momento equivocado la nebulosa de esa mente enferma puede acabar con una vida llena de luz.
ResponderEliminarEse hilo conductor entre la felicidad de uno y la locura de otro has conseguido atar una buena historia.
De ahí la especialización médica de psiquiatría que trata de llegar a esa desmadejada nebulosa del pensamiento de los enfermos. También para cuando el origen es físico, como el caso de Don Justo.
EliminarDuro y fuerte. Saludos.
ResponderEliminarSaludos :)
ResponderEliminarEn el momento menos propicio, en el lugar menos indicado...
ResponderEliminarCuantas veces ha cobrado la vida a inocentes una mente enajenada, tu relato duro pero mucho más real de lo que pensamos
A veces no hay locura, no hay balas e igual matan sin piedad las ilusiones.
Un abrazo grande, Pilar y disculpa mis demoras.
Alborada, al hilo de lo que dices sobre la conjunción de tiempo, lugar y circunstancias, estoy absolutamente de acuerdo; las ilusiones pueden matarse de mil maneras. Nada que disculpar ¡faltaría más! Cada cuál escribe y visita cuando y como puede. Un abrazo enorme!!!
EliminarUN TEMA DIFICIL PERO MUY BIEN NARRADO. DICEN QUE EL SUICIDIO ES MIEDO O FALTA DE VALOR PARA ENFRENTAR LA REALIDAD... PERO LO CIERTO ES QUE HAY QUE TENER MUCHO VALOR PARA HACERLO.
ResponderEliminarEXCELENTE ENTRADA.
HE PUESTO TU BLOG EN EL MIO COMO LOS BLOGS QUE MAS DESAPOLILLO...
UN SALUDO
CARLOS
Carlos, fuera de una enajenación pasajera, estoy de acuerdo en que se necesita mucho valor para llevar a cabo un suicido premeditado. Gracias por el enlace :) Saludos
EliminarEs lo que tiene la locura, acaba con las ilusiones ajenas. Las propias murieron cuando abandonaron la cordura.
ResponderEliminarMuy buen relato, ten por seguro que voy a seguir tus pasos subida a mis tacones altos.
Saludos o besos, como gustes
-Yo soy más de besos -
Paloma, cuanto me ha gustado el comentario reflexión que has dejado. Muchas gracias...Besos pues :)
EliminarGracias por tu visita estimulante. Te leo con calma mañana, hoy es tarde, mañana será menos tarde. !Salve!
ResponderEliminarCuestión de relatividad que diría a saber quien...Pues, muchas gracias y ¡Salve!
EliminarNo sabemos en que momento podemos pasar de espectadores a protagonistas de la fatalidad.
ResponderEliminarMuy buen relato en la idea y en la construcción.
Felicidades, Pilar
Un abrazo
Pedro, afortunadamente no prevemos el futuro. Quizás sea lo que nos mueve a avanzar. Muchas gracias. Un abrazo
EliminarLo ùnico que dirè es que el cuento me suena como a canciòn de Rubèn Blades y eso, Pilar, es genial. Abrazos.
ResponderEliminarCualquier tema da para escribir muchas páginas, o no...depende :) Saludos
ResponderEliminarGracias a ti y a google por supuesto, acabo de saber que Ruben Blades es le llaman "El poeta de la salsa"...mmm...¿? :-) Abrazos
ResponderEliminarSiempre aborreceré a la persona que bajo cualquier circunstacia arrebate la vida a alguien! Pi, tus lineas son amenas, esta vez me encantó el seguimiento de dos personalidades tan lejanas que se encontrarón en el momento justo para morir.
ResponderEliminarLa verdad es que el tiempo que uno se lleva en tu espacio, es una inversión! muchos saludos y abrazos querida amiga 3,14...
Omar, estoy completamente de acuerdo en la primera frase; fortunadamente, ambos sabemos que solo me limito a posiblidades de la ficción (la realidad está, a veces más cerca de lo que creemos). Me alegra mucho verte por aquí, querido amigo :) Un abrazo grande, 3,14...
EliminarUn relato, donde el final, nos deja perplejo ante tal desenlace.
ResponderEliminarun abrazo
fus
Las posibiidades de desenlaces son muchas. Gracias por el comentario. Un abrazo
EliminarLlegue en un momento dificil,un crudo relato pero como dicen por ahí no hay casualidades sino causalidades,por algo llegue a leer hoy aqui,,saludos desde Uruguay me gusto tu casa,abrazo.
ResponderEliminarHoal Fiaris, ojalá llegues en otro momento que sea más placentero, sin sangre de por medio. Un abrazo
EliminarDos vidas y dos destinos se han encontrado en un punto.
ResponderEliminarGran relato y un enorme final.
Te felicito
Te dejo un beso
Así es, Osvaldo,a saber con quien nos encontramos cada día sin saber que pasa por sus cabezas. Muy agradecida. Besos
ResponderEliminarNo sé que me ha impactado más, si el relato en sí o el desenlace. Felicitaciones!!!
ResponderEliminarMe alegro de estar de nuevo por aquí.
Besos
Y a mi me alegra verte de nuevo. Espero poder ponerme al día yo también. Besos
EliminarIncreible relato.
ResponderEliminarUna belleza de relato :)
ResponderEliminarme gusta tu blog
ResponderEliminarMe gusta como esribes
Vuelvo
Cuando quieras. Muchas gracias :)
EliminarTiene el espíritu de la paradoja este cuento, y eso lo hace capaz de atrapar al lector. A mi me echó las redes. UN abrazo. Carlos
ResponderEliminarMe alegra que un relato mío eche la redes a alguien como tu. Un abrazo
EliminarPilar lo que comienza con una bella historia y continua con la jovial sonrisa de la muchacha te deja perpleja cuando este hombre se pone a jugar con el arma hasta pegarse un tiro. Menuda imaginación joooo. Te ries de la vida misma., y eso es lo que te deja tambaleandote. Pero escribes con agilidad y mucho ritmo, engancha. Me gusta los relatos breves. ..y lo haces muy bien.
ResponderEliminarUn abrazo amiga
Mercedes, cuánto me alegra verte por estos lares y que te guste lo que escribo. Un abrazo grande, mi niña :)
EliminarQué bien escribes, Pilar aunque el final no sea del tipo que más me gusta. Soy más de finales felices. Pero acabo como empecé: me ha encantado como escribes.
ResponderEliminarGracias por pasar por mi rinconcito.
Un abrazo
Muchas gracias Amig@mi@. Mis finales son de lo que surja sin premeditación. Seguro que en estos, casi, seis meses que llevo con el blog, también los hay felices. Un abrazo
ResponderEliminarComo siempre... manteniendo la atención, pero..¡¡Que fuerte!!!
ResponderEliminarUn beso.
Mercedes.
me ha gustado mucho tu historia atrapante...besos!!
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