Se mirará las manos. Estarán cubiertas de sangre. Sentado en el asfalto sentirá el acoso de miradas inquisidoras, las mismas que lo juzgaban dentro del bar. Cuando vaya a pagar, el camarero con sonrisa indulgente, le dirá: “Hoy está invitado, Sr. Villamayor”. Se preguntará por qué, un día más, está siendo sometido a tal humillación. Hasta hace poco tiempo era él quien convidaba. Meterá la mano en el bolsillo trasero del pantalón y sacará los únicos diez euros de que dispondrá para comprar un bonobus. Los tirará sobre la barra. Caminará hacia la salida y dos mesas tropezarán con él
“Me hace bien la brisa invernal en la cara”, pensará, mientras la puerta de cristal se cierra lentamente tras su espalda. No querrá regresar a casa. Es verdad que Alicia le ha dado tres hijos; además, la brillante carrera profesional les ha permitido disfrutar de un elevado nivel socioeconómico. Sin embargo, cuando comience el declive de la empresa, comprenderá por qué a su madre siempre le pareció una mujer pretenciosa. Primero, los desencuentros, después usará la indiferencia y el mutismo, como arma arrojadiza. Sin darse cuenta, unas lagrimas correrán por sus mejillas. Necesitará sonarse y…
−¡Joder, el pañuelo!, dejé el abrigo en el bar –exclamará en voz alta.
Al girarse para regresar sobre sus pasos, un hombre caminará directamente hacia él. Claramente, no tendrá intención de apartarse. Mostrará un impertinente descaro en la forma de mirar. Llevará un traje de buena calidad, aunque mugriento y arrugado, como abanderando un signo de distinción perdido. “Seguramente lo ha conseguido en Cáritas”, pensará frunciendo el entrecejo.
−¡Apártate! –gritará mientras levanta el brazo derecho, movimiento que le imitará de igual modo. Se observaran tan fijamente que tendrá la sensación de respirar aire sin oxígeno. Se alejará unos pasos hacia atrás y el hombre también lo hará. Entonces, Villamayor creerá estar inmerso en una pesadilla y querrá salir de ella. Le dará la espalda. Pasados unos segundos, se girará lentamente. De reojo verá cómo se mueve de igual manera. Intuirá que cualquier gesto por su parte será remedado. Enrojecerá de ira. Tensará cada uno de los músculos de su cuerpo. Apretará las mandíbulas y le estampará un puñetazo en el pómulo derecho. El estruendo de la cristalera alertará a los clientes del local. Sentado en el asfalto, se mirará las manos, estarán cubiertas de sangre. Entre la multitud que lo rodea no encontrará la cara del pordiosero.
Las crisis destapan todos los problemas
ResponderEliminarPersonas espirituales que conozco me han dicho que la tierra es el planeta más denso en la galaxia.
ResponderEliminarDonde las emociones son las que dominan y desquician porque la mente del hombre está enajenada...perturbada, confundido.
La esperanza, es que después del caos, viene la Luz....;-)
Saldus
Otro escalofriante relato.
ResponderEliminarY no es ficción... es realidad.
Un beso.
Precioso y realista relato, y muy bien escrito.
ResponderEliminarSaludos
Es duro, pero real. A pesar del tema, he disfrutado mucho leyendo el relato, con ese juego entre presente y futuro, futuro y presente. Es díficil lograrlo pero tú sabes muy bien hacerlo. Enhorabuena.
ResponderEliminarUn beso.
Esa figura que rpite todo lo que hacemos, las veo muy frecuentemente cada día, desgraciadamente muchas de ellas están en un punto sin retorno.
ResponderEliminarEste relato duele como el puñetazo del final.
Saludos.
No se si habré entendido bien, pero me ha dado la impresión de que "el otro" es el mismo, el reflejo de su yo.
ResponderEliminarMe gusta tu forma de contar.
Un abrazo.
Mercedes.
el dinero es cosmetico muchas veces. Disimula los problemas
ResponderEliminarde alcoholismo por ejemplo.
Un buen relato negro. Enhorabuena
ResponderEliminarun abrazo
fus
Ayer lei tu relato en la cama y me quede dormida. Queria pedirte, por favor, que si algun dia editas algun libro me lo digas para ir rapido a comprarlo. Me gusta no solo el tema sino como lo relatas. Quieres ver enseguida como acaba y siempre te sorprende. Debe ser complicado tejer una historia tan corta con descripciones que hacen imaginar claramente a los personajes su estilo de vida,etc, con nudo y desenlace final... Cuantas cosas consigues con tan pocas palabras. Un beso
ResponderEliminarHola Pilar:
ResponderEliminarvine a devolverte tu visita a mi blog y ¡Que bueno que me visitaras!
Sorprendente tu forma de relatar. Eres dueña de un estilo muy particular.
Me agrgue para seguirte como devolución y porque cuatro amigos en común me decían que sí.
Te invito a intercambiar enlaces en la lista de blogs. Ayuda mutuamente a aumentar el tráfico de visitas.
Por si quieres hacerlo te dejo el mío http://nidaeldore.blogspot.com
puedes mandarme el tuyo a nidaeldore@hotmail.com o dejarlo en un comentario.
Un placer conocerte
Con cuanta dureza describes una de las caras de la situación diaria que se vive en muchos hogares.
ResponderEliminarTe animo a continúar hilvanado ideas en este blog porque te están saliendo unos bordados fantásticos.
Un abrazo amiga
Extraordinario relato Pilar. Un abrazo y buen comienzo de semana¡ Sonia.
ResponderEliminarHola PIlar, ya ando por acá leyéndote. Vaya que tengo un cuento algo parecido al tuyo, digo, sólo la idea del espejo. Sobre lo otro, me parece fenomenal es el futro que ve, con su solvencia económica y la tranquilidad que da ello para su familia, recuerda a su madre y lo que dijo de la esposa. Ahí está el asunto, se adelanta a su vida de momento y ve la quiebra en la empresa y los problemas conyugales. Esa parte es la que más me interesó. Abrazos.
ResponderEliminarRetrospectiva y realismo, eso son tus letras, imagen de los tiempos.
ResponderEliminarEs fuerte si, pero más de uno se sentará en el asfalto sin saber quién es.
Estupendo.
Gracias Pilar por tu visita a mi casita y con tu permiso me quedo, me encanta la forma en que desarrollas tus relatos.
Saludos
Saludos
Me gusta esa figura de exponer en futuro lo que es una total evidencia especular.
ResponderEliminarCualquier estado de crisis obliga a mirar siempre hacia adelante, si no se quiere caer arrastrado por aquella.
Un abrazo, Pilar
Jobar Pilar, que texto más reflexivo. Y que real puede llegar a convertirse a la vez.En cualquier momento y cualquiera de nosotros puede llegar a sentir ese giro en la vida por culpa de todo lo que está pasando. El relato es grandioso. Un besote.
ResponderEliminarNuevamente vine a devolverte tu visita y por no haber cambiado tu entrada es que tuve el placer de leerla nuevamente.
ResponderEliminarYa te dije de tu estilo tan particular. En una oportunidad donde recibí un premio literario quien se adjudicara el primer lugar fue un hombre Norberto P. Solores de quien no supe más nada y creo que no publica. tu me lo has hecho recordar.
gracias por tu semanal visita. muy atenta de tu parte.
Lo observó desde una metáfora de la situación que vive, actualmente, España. Bien urdido su tejido narrativo, desde un tiempo futuro. UN abrazo. Cuelgo mi hamaca colombiana, aquí. Carlos
ResponderEliminarNo uno, ni dos, ni tres viven o viviran situaciones semejandes, dura realidad, distintas causas para llegar a un mismo final.
ResponderEliminarDices que hilvanar, yo diria que bordas.
Gracias por llegar hasta mi, ha sido la forma de que yo llege hasta ti. Gracias.
Un abrazo.
Muy bueno!! Que bien escrito!!
ResponderEliminarUn abraxo!
Todos en un momento dado podemos ser el protagonista de un desarraigo...
ResponderEliminarUn texto muy bueno.
Gracias por tu visita y una placer estar aquí, siguiéndote
Besos
Buen relato!!
ResponderEliminarlamentablemente es verdad, una realidad más cruda cada vez.
ResponderEliminarBIEN CONTADO.
BESOS.
Simplemente magnifico! que idea mas grande cuando el personaje empezó a interactuar con el otro sujeto, irreconocible para el, inclusive despreciandolo, pero era el mismo!!! Wow que recurso literario tan sublime, nunca habia leido nada igual, te luciste!!
ResponderEliminarSaludos y abrazos!!!!
Un relato con mucho de realidad... ya da miedo.
ResponderEliminarUn abrazo, querida Pilar.
HD
Simplemente: Hermoso. Estas palabras tuyas tienen magia.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEstupendo relato, Pilar, un reflejo muy bien contado de muchas vidas anónimas; una secuencia llena de intriga que hilvana con precisión y no lleva de la mano, entre puntadas que fueron y puntadas que nunca se darán, hasta el costurón final, tremendo, brutal, contra el cristal de uno mismo en toda su estupidez...
ResponderEliminarMe ha encantado. Me quedaré por aquí, te seguiré, sin dudarlo. Un gustazo descrubrirte.
Abrazos.
De verdad que esto te quedó bordado a mano. Ya leí todas tus entradas, así que apúrate con lo que sigue, jejeje.
ResponderEliminarUn abrazo.