Como una travesía bíblica en el desierto pasaron cuarenta días, con sus correspondientes noches, sin que la población saliera de sus casas. Desde mi ventana disfrutaba los primeros rayos de la alborada abriéndose paso en el horizonte. Luego regresaba a la cama para escuchar la alegría de los pájaros y hasta el canto lejano de algún gallo.
El día parecía discurrir tan deprisa que la oscuridad se echaba encima antes de lo que hubiera deseado. Sin embargo, también era un placer contemplar la ciudad silenciosa de ojos chispeantes mientras ocurrían a saber qué historias en tantos hogares. Una de esas noches observé la felicidad de los edificios, contoneándose borrachos de luna llena.
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© Pilar Cárdenes
Qué bonitas estas metáforas que usas en tu hermoso relato, donde observas lo bueno que trajo estos cuarentas días repletos de silencio, y donde tanto se benefició la naturaleza y los animalillos terrestres y voladores.
ResponderEliminarLa verdad que si no hubiera sido por la desgracia de tantas familias, la tranquilidad en las grandes ciudades era hermosa.
Me ha encantado esa serenidad que trasmite tu escrito Pilar.
Un abrazo.
Hola Elda! Sí, mejor quedarnos con lo bueno. Por entonces corría el mes de abril y no imaginaba que el estado de alarma durase hasta junio....
EliminarMe alegra saber que estás bien y agradezco tu generoso comentario.
Un abrazo.
¡Qué bonito!
ResponderEliminarMuchas gracias!
ResponderEliminarPues muy interesante, los edificios, reinando en las calles, sin la molestia de los humanos. Este confinamiento nos ha descubierto sensaciones, fauna y recursos internos.
ResponderEliminarMuy adecuado a esta pandemia. Un abrazo, y por un jueves amable
Gracias Abada! Feliz martes y verano.
EliminarAbrazo
Hola querida Pilar.
ResponderEliminarTampoco imaginé que cuando decretaron el estado de alarma y vamos a estar tanto tiempo encerrados. Has definido muy bien la situación a través de tu texto. De todo lo malo hay que intentar sacar experiencias positivas. Y ese silencio o el cantar de los pájaros ha sido algunas de las mejores cosas que nos han pasado. La naturaleza también se ha tomado un respiro. Ojalá podamos aprender algo de lo ocurrido porque antes o después las pandemias volverán.
Un cálido abrazo.
Hola Miguel! Si ese respiro de la tierra tan herida fue muy gratificante. Pero no estoy tan segura de que todos hayamos aprendido... Me alegra saber que estás bien y agradezco tu comentario. Bueno, volvemos a leernos 😊.
EliminarUn abrazo grande y feliz verano
Has reflejado muy bien una situación que se ha hecho tan larga y triste.
ResponderEliminarMucha suerte.
Un beso.
Muchas gracias, Amalia. Ahora toca disfrutar de tantas cosas a las que no dábamos importancia. Cuídate!
EliminarBesos
Hermosas las metáforas que haz usado,
ResponderEliminaren este poema, donde reflejas lo que
vivimos en este momento.
Besitos dulces
Siby
Resaltas muy bien lo positivo del encierro, detalles a los que tenemos que estar atentos para no perder la esperanza de que pronto esta pesadilla va a terminar. Por acá seguimos en confinamiento... Besos y ánimo!
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