Cuentan las nubes que con su pluma fue derritiendo el cemento hasta desenladrillar el centro de la isla para que todos sus paisanos pudiéramos observar el universo donde él habita desde hace cien años.
A la vista está que la pintura no es mi fuerte, pero fue la válvula de escape durante el confinamiento. Un día se me ocurrió poner a don Benito en mi cuadro de cielo enladrillado y montañas de colores, que desafiaban la realidad de tonos volcánicos donde está inmerso el roque Bentayga.
Hoy caí en la cuenta de que “vocablo mudo” no había hecho referencia alguna a nuestro canario más universal en el centenario de su fallecimiento. Así pues, en la medida de mis posibilidades, con todo respeto, orgullo y admiración pongo mi granito de arena plasmando su nombre en este humilde blog.
¡Arriba Galdós!