En el punto álgido de la enfermedad, Pedro ya no escuchaba ningún consejo sobre lo que debía hacer o no. Marina conocía la dolencia de su amigo. Supo que poco a poco percibiría que sus palabras se irían alejando… Y Pedro se introdujo en un sueño espeluznante; un sueño donde una espesa bruma de color marrón claro y matiz rojizo lo envuelve todo, aunque siente los pies sumergidos en el agua. Personas y cosas solo se diferencian por las aristas y un escaso relieve.
La desolación es tan enorme, penetrante y real que Pedro toma conciencia de que difícilmente saldrá de ese mundo. Marina no se aparta de su lado. Aguarda preocupada. Desearía hacerle llegar unas alas transparentes para que emprenda el vuelo, dejando atrás una pesadilla que jamás olvidará… Pero las horas caen y se amontonan hasta que llega la noche para asesinar al día. Marina duda que regrese. Ambos sufren la misma desesperación… Quizás nunca debió pedirle que escribiera “El sueño de la sepia”.
©Pilar Cárdenes
A Olga Correas. Suyo es el título.
Qué bien logrado desde la onírica mítica, este cuento. Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarMuchas gracias, Carlos. Un abrazo
EliminarMuy logrado. El título bien merecía una entrada. Agonizar será lo último que hagamos, y dormir, tal vez soñar con unas sepias diluyéndose en la sustancia acuosa
ResponderEliminarUn abrazo
Sí, es una amiga muy ingeniosa. Gracias!
EliminarUn abrazo
Un buen título para un duro, y conmovedor relato. La agonía, el fin de los dias, y el sumergirse en el último sueño está perfectamente descrito. Así también como la amistad, y el acompañamiento a nuestros seres queridos.
ResponderEliminarUn abrazo Pilar.
Claro que sí, Miguel. Elvalor de la amistad no tiene precio.
EliminarUn abrazo
Nos convences y haces partícipes de la agonía, de la entrega y la amistad. Y al final nos despiertas. A veces las historias se escriben empezando por el final, la tuya ha nacido de un titulo. Abrazos
ResponderEliminarSí, en realidad las historias pueden partir de cualquier cosa y lugar del relato. O eso creo. Un abrazo
EliminarQué bien lo escribes, tanto que haces sentir los momentos angustiosos de ese desenlace. Una gran y espectacular imaginación tienes, para partir de ese título.
ResponderEliminarUn placer y un abrazo Pilar.
Muchas gracias, Elda. El título me pareció tan espectacular que sobre la marcha lo escribí en el móvil sin detenerme a pensar. Cuando lo leí al día siguiente, me gustó y lo publiqué.
EliminarUn abrazo.
Sobrecogen esas últimas horas. El acompañamiento es esencial para tal desenlace... Perfecto el relato.
ResponderEliminarUN ABRAZO PILAR
Me alegra mucho tu apreciación, Jose.
EliminarUn abrazote!
Muy bien descrito. El relato refleja muy bien esa angustia.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias, Amalia.
EliminarUn abrazo
awesome article.
ResponderEliminarthanks for sharing and have a nice day
Thanks so much
EliminarNo das puntada sin hilo y siempre consigues sorprenderme.
ResponderEliminarUna maravilla Pilar
Muchos besos!!!
Y tú a mí, querida.
EliminarMuchas gracias y besotes!
Un título llamativo. Argumento interesante y un final fabuloso.
ResponderEliminarMe encanta tu narrativa.
Muchas gracias, Alonso.
EliminarSaludos y feliz semana.
Qué duro y a la vez qué gratificante tener con quien compartir esas últimas horas...
ResponderEliminarUn saludo, Pilar.
Sí, María, sentimientos encontrados...
EliminarSaludos
Hacen falta muchas Marinas.
ResponderEliminarCada vez más.
No sólo para los que agonizan.
Besos.
Hacen falta y haberlas, haylas. Aunque el desconocimiento de ser Marinas, sea una de sus características.
EliminarBesos
Te felicito.!!!
EliminarUn saludo desde Almería
El título invita a dejarse llevar, y de tu mano hemos hecho un viaje por un relato emocionante y tremendo.
ResponderEliminarMe ha encantado!
Volvemos a leernos!!
Muchas gracias, luna,me alegra saberlo.
EliminarTambién que nos leamos de nuevo.
En momentos duros y difíciles, en esos que la mayoría huye porque no hay nada que festejar, no hay risas, invitaciones, en fin, en esos momentos cuando verdaderamente se necesita al amigo, sólo Marina ha sabido estar a su lado, pese a su situación, seguro que se ha sentido un privilegiado ¡Bendita amistad!
ResponderEliminarCariños.
kasioles
Sí, bendita amistad. Un valor en decadencia.
EliminarSaludos y bienvenida.
Leo el comentario de Azka Kamil, es políticamente correcto, y también es surrealista como el mismo texto.
ResponderEliminarSaludos.
Jajaja! De todo hay en la viña del señor...
EliminarSaludos
Un abrazo, Pilar.
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